Es la transcripción de un poema japonés. Un maestro del té escribe a otro:
"Para darte las gracias por el poema que me enviaste, te mando unas
pocas hojas de té.
Proceden del árbol que posee el monasterio situado
en la montaña Ui.
Es el té más ilustre del imperio.
Procúrate una
vasija azul de Ni-hing.
Llénala de agua de nieve recogida, a la
aurora, en la vertiente oriental de la montaña.
Cola esa vasija sobre
un fuego de briznas de arce y déjala allí hasta que el agua empiece a
reír.
Arrójala entonces a una taza de Huen-tcha donde habrás puesto
mis pocas hojas de té.
Coloca encima un pedazo de seda blanca, y
espera que se esparza un perfume comparable al de un jardín.
Lleva la
taza a tus labios y luego cierra los ojos. Te hallarás en el paraiso.
(Anónimo)
Me gustaría recibir vuestros comentarios acerca del significado que le dáis a éste poema.
Publicado por: Carmen F.S.
Imágenes extraidas de Internet
Creo que cada vez que nos regalamos un rato para nosotros, estamos disfrutando de un lujo maravilloso.
ResponderEliminarLa primera sensación que me produce este poema es la sencillez con la que podemos ser felices utilizando las cosas que tenemos a primera mano empezando con lo que nos ofrece la naturaleza. Por ejemplo hace casi una hora he disfrutado con mi hijo Darío un rato de felicidad enorme buscando almendras en el parque que tenemos al lado de casa y después de abrirlas con sumo cuidado le hemos compartido entre los dos y hemos terminado dándonos un beso.
ResponderEliminarRaquel
Hoy he vuelto a leer el poema y sigo pensando, y cada vez más convencida, de que un rato para nosotras es un lujo, un regalo que nos podemos ofrecer.
ResponderEliminarUn beso